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1 Cuando se transmite el mensaje de lo que se conlleva llegar a Ser —y revela, paso a paso, el modo en que el mundo puede transformarse— las personas llegarán a reconocer que el camino para llegar a Ser es el mismo camino para llegar a ser uno mismo.
2 Pero cuando se cree el Ser proviene de una fuente externa —algo aparte de uno mismo que debe buscarse, llamado por algunos ‘Eso que es’ y por otros ‘Él que es’— se pasa por alto la verdadera naturaleza de nuestra esencia. Esa misma fuerza a la que se le llama Dios no es otra cosa que la capacidad viva de sentir lo que significa plenamente Ser.
3 Sin embargo, muchos lo toman como si fuese una entidad separada de nosotros, algo distinto, y no el ‘Yo soy ese Uno.’ Yo soy Uno. Y cuando cada uno de ustedes proclame, con plena consciencia, ‘Yo Soy,’ entonces juntos llegamos a ser Uno. ¿Ves?
4 Ahora bién, este mensaje es para quienes creen que deben pensar únicamente en términos lógicos, apartados de toda idea religiosa. Dicen: ‘Muéstrame cómo entender esto sin hablar de espiritualidad; déjame verlo simplemente como materia.’ Sin embargo, incluso así, la verdad permanece.
5 Cuando deseas ver lo que es ser Uno —Uno siendo tú mismo, pero también ser Uno dentro de ese Uno— es el momento en que aprovechas y comprendes. Al llegar a ser Uno, se debe recordar que ese Uno no debe ser tú en el aspecto físico. Una vez que lo veas como tu Yo mismo, entonces los demás podrán hacer de ello su propio Yo. Entonces no seremos un solitario Uno, sino la individuad de ese Uno, alineados en principios de pensamiento.
6 Tu mente seguirá buscando y buscando la llamada ‘materia oscura,’ y nunca la hallará, pues la buscas en el lugar incorrecto. Siendo así la puedes ver como materia, para luego la llamarla ‘Eso’ —y como ‘Eso’ razonas hasta la creencia posible de que Dios sí existe, como una fuerza superior cuyo origen en sí es desconocido.
7 Los científicos lo llaman ‘energía,’ y es cierto: la energía es energía. A medida que la humanidad comprenda qué es la energía, también se debe entender que proviene de una fuente —y esa fuente es la cual impulsa el camino espiritual. La podemos llamar ser humano, alma, ó espíritu. También la llamamos luz. Y debemos entender que la luz es una forma de energía, y que la energía proviene de la fuente.
8 Ya sea que se contemple desde un punto de vista científico o desde el sentido espiritual, sigue siendo la misma energía, la misma fuente. Puede llamarla ciencia o puede llamarla Dios; no importa, porque la fuente es Una: nombrada de diferentes maneras, pero en esencia siempre la misma fuente, que es… energía.
9 Se puede decir que somos energía, Dios, materia —realmente no importa (media sonrisa)— porque somos Uno: la misma realidad vista desde dos perspectivas distintas, pero siempre la misma fuente: energía. Y en ese centro de energía se comienza a sentir, profundamente, la comprensión de que todo esto requiere energía.
10 La energía se mueve como ondas y crea una expresión. Esa expresión puede verse, oírse, tocarse, olerse; en todas sus formas promueve vida, porque uno reconoce que existe a través de sus sentidos físicos. Y si falta un sentido, otro se afina para compensar, creando equilibrio.
11 No importa por dónde fluya: sigue siendo energía, expresada en diferentes formas. Y hoy la expresas a través de sus cinco sentidos, o cuatro, o tres, si faltara alguno. ¿Ves?
12 Eso es energía, expresada en distintas formas. Todos somos receptores de esa energía llamada Dios —el mismo Ser que reúne todo entendimiento como un banco de memoria. Llamémosle espiritualidad, pues allí es donde todo reside y donde la vida toma forma. ¿Ves?
13 Pero esa energía centrada —ese alma centrada, ese todo centrado que es y existe— habita en un espacio tan desconocido que se le ha nombrado ‘La Nada.’ ¿Ves la paradoja de la vida?
14 Puedo darle paradoja tras paradoja, y relato tras relato, para ayudar a comprender lo que significa llegar a ser Uno.
15 Permíteme contarle una corta historia. Un día tenía a un paciente sentado en mi sofá, compartiendo su historia desde el primer día de su existencia; cuando salió por primera vez del vientre de su madre, y ahora comprendiendo que es a través de los sentidos como la vida se expresa en este mundo.
16 Tuvo que primero aprender a identificarse con sus sentidos, para así comprender qué significa la vida en forma humana: a través de la vista, si se tienen ojos para ver, o interpretando la vida por el tacto, el olfato, el gusto o el sonido.
17 A través de los sentidos la vida toma forma. Más allá de lo material, siendo esta la parte biológica de la verdad en movimiento, la vida aparece en múltiples formas: tan lenta como el crecimiento de un árbol, o tan veloz como el correr de un zorro.
18 Así surge el primer llanto —la primera emoción sentida al nacer. Ese llanto no es otra cosa que frustración por no comprender lo que está ocurriendo a nuestro alrededor.
19 Ese primer llanto es nuestra primera emoción, despertando los sentidos. Esa es la vida— desde ese momento en adelante, aprendiendo, por diferentes vías y distintas rutas, lo que se requiere para llegar ser Uno.
20 Toda esta información que se recibe se traduce en abundancia— abundancia de conocimiento. En esa verdadera abundancia se descansa, porque lo demás fluye por si mismo. Esa es la verdadera abundancia.
21 A medida que se abre la consciencia, toda esta información se abre dentro de tí. No es que provenga de algún otro lugar y la traigas a tu mente; es que tienes acceso a ella mediante la comprensión de cómo funcionan las cosas. ¿Ves?
22 Esa es la verdadera abundancia: cuando posees el verdadero dominio del entendimiento, sabiendo que somos Uno. Desde allí tendrás éxito, e ir más allá en todo cuanto hagas.
Fin del Transcrito 120908183504