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1 Vivimos a diario con la fuerza de voluntad de querer seguir viviendo.
2 Vivimos para darle a (*)Dios la oportunidad de vivir un nuevo día, porque Dios, el creador, no otorga, quita, desmantela, bota o hace que se mueva lo que una vez fue creado. Una vez la creación toma lugar, evoluciona y continua su infinito andar hasta que un día, por voluntad propia, regresa a casa.
3 Una vez algo se es, no necesita esfuerzo para llegar a ser. La humanidad necesita asumir responsabilidad por sus propios actos. El acto de vivir es un acto de libre albedrío y fuerza de voluntad. El proceso de “Yo quiero” ocurre según la vida continúa.
4 Sin embargo, uno debe comprender que hay dualidad en el proceso. Es el libre albedrío lo que te hace querer vivir. También existe un estado de conciencia más elevado, o conciencia más profunda donde el alma determina por si misma, por su naturaleza, por su condición, o por decreto, cuando es que llega la hora de su partida.
5 Es por eso que se encuentran personas con enfermedades y no quieren soltar el cuerpo por desconocer que tal enfermedad está ejerciendo su función de equilibrar la esencia misma de esa alma al vivir bajo las condiciones que sean necesarias para aprender, a través de dicha experiencia, a desprenderse del cuerpo.
6 Hay otras condiciones que toman lugar—muchos le llaman “accidentes.” Cuando uno erra, chocan vidas, uno no respeta los principios circunstanciales de ley de vida, o afecta la vida de otro, los accidentes ocurren. Ahí es cuando las personas erran y no asumen responsabilidad, porque todo se lo achacan al destino, casualidad o similar objeción. ¿Ves?
7 Todos los días despertamos de nuestros sueños para continuar viviendo, prosperando en alta conciencia, en movimiento, porque queremos, porque necesitamos, y porque entendemos que debemos continuar.
8 Según ves tantos otros no queriendo seguir viviendo, el alma por si misma toma las riendas y continúa su andar según necesite de experiencias para cumplir con su cometido, y continuar su camino independientemente de lo que quiera la mente consciente. En esencia, el alma es regida por el espíritu y no la mente consciente, en donde el espíritu es quien toma la decisión en cuanto al camino espiritual a seguir.
Fin del Transcrito 120711065421
Anotaciones:
Artículo 2-Dios es la personificación del Ser. Tenga en cuenta que a este nivel el lector debe saber, entender y comprender a cabalidad que Dios es uno mismo—tú eres Dios. Estemos conscientes que la palabra Dios es un nombre dado a una figura por ensima de nosotros que muchos consideran como una entidad separada de nosotros cuando en esencia no lo es.